Pasamos la vida analizando si nuestro cuerpo y nuestro rostro denotan belleza. Y buscamos, cuando tenemos alguna duda de ello, todo tipo de remedios para tratar de resultar atractivos o atractivas de cara al resto. Negarlo no es ajustarse a la realidad. A todo el mundo nos gusta destacar y, desde luego, hay muchas técnicas para conseguirlo. Y no solo es algo que ocurra entre los jóvenes. Resulta evidente que todos y cada uno de nosotros intentamos de manera continua mejorar nuestro aspecto para cautivar a propios y extraños. Y hay que reconocer que, si lo conseguimos, nos sentimos bien, realmente bien.