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Qué es la piorrea

Seguro que muchas veces habréis oído hablar de la piorrea, especialmente en referencia a alguien que la tiene, ya que como se sepa se suelen lavar muy pero que muy bien los utensilios de cocina o incluso se tiran por miedo a los contagios. Hoy vamos a explicaros en qué consiste esta enfermedad de la boca, aunque si tenéis algún tipo de sospecha de portarla lo mejor es acudir a un odontólogo de confianza, la clínica Periodoncia Calzavara y Morante en mi caso.

La periodontitis, denominada comúnmente piorrea, es una enfermedad que inicialmente puede cursar con gingivitis, para luego proseguir con una pérdida de inserción colágena, recesión gingival e incluso la pérdida de hueso, en el caso de no ser tratada, dejando sin soporte óseo al diente. Y claro, la pérdida de dicho soporte implica la pérdida irreparable del diente mismo. Se trata de una enfermedad que suele manifestarse principalmente en adultos mayores de treinta y cinco años, pero puede iniciarse en edades más tempranas.

La periodontitis es una infección bacteriana producida por las bacterias que hay en la placa bacteriana y el sarro, estas bacterias producen la reabsorción del hueso, el ligamento y la encía. Al perder sujeción, los dientes se mueven y finalmente se caen o requieren ser extraídos, por lo que se necesita una clínica especialista, como Periodoncia Calzavara y Morante, en Madrid, para que trate al paciente con este problema de inmediato.

La acumulación bacteriana en los dientes es determinante para el inicio y progresión de la periodontitis, por lo que es conveniente llevar a rajatabla la higiene dental, siguiendo los consejos de los dentistas, que recomiendas que nos cepillemos los dientes al menos tres veces al día y siempre después de las comidas. No obstante, en su aparición influyen también otro tipo de factores, como el tabaquismo, la diabetes o la carga genética.

La periodontitis, según su grado de afectación dental, se clasifica en leve, moderada o grave. Y, según su extensión, se denomina localizada o generalizada. También se puede clasificar en crónica, agresiva y asociada a estados sistémicos.

Detección y tratamiento

Uno de los primeros signos que tenemos para sospechar que podemos sufrir este problema es el sangrado en la encía, esto ocurre como consecuencia de la inflamación que produce la placa bacteriana sobre la encía. Pero no siempre es así. Por ejemplo, los pacientes fumadores no tienen tanto sangrado debido a la vasoconstricción que produce el tabaco, por lo que no notan este signo de alarma.

También es posible notar una hipersensibilidad (la exposición de la raíz al perderse el hueso y la encía que la cubren suele producirla), movilidad (debido a la falta de sujeción, los dientes comienzan a moverse) y halitosis (mal sabor y mal olor de boca como consecuencia de productos liberados por las bacterias, ambos síntomas mejoran con el tratamiento periodontal).

Para evitar este tipo de problemas bucales, además de una correcta higiene, es conveniente hacer visitas regulares al dentista, al menos una vez al año, para que nos haga una revisión del estado de nuestra boca.

De hecho, la periodontitis si se detecta en estadios iniciales o moderados tiene tratamiento, pudiendo evitarse que los dientes se pierdan. Cuando el estado es más avanzado, lo que podemos hacer es alargar la vida de los dientes. Aunque si el deterioro es excesivo será necesario realizar la extracción de la pieza. No obstante, no todos los odontólogos pueden hacer este tipo de tratamientos, es conveniente siempre acudir a uno que esté especializado en este tipo de enfermedades bucodentales.

En cuanto a lo que decíamos antes sobre el contagio, se ha demostrado una transmisión bacteriana entre parejas, así como de madres a hijos, pero la presencia de dichas bacterias no implica que el paciente desarrolle periodontitis, ya que la periodontitis es una enfermedad multifactorial, donde influyen factores como el estrés y la genética, determinadas enfermedades (inmunológicas, diabetes…) o factores de riesgo ambientales como el consumo de tabaco.

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