Todas las cortinas no son iguales. Cada una cumple una función determinada y está pensada para unas condiciones concretas. Te contamos los tipos de cortinas que hay para que puedas valorar cuál es el que más te interesa.
Antes de nada es bueno partir de que las cortinas no solo tienen una función estética. Nos permiten regular la intensidad de la luz exterior que entra en una habitación y proteger nuestra privacidad.
Desde luego, aunque la decoración de un hogar es un tema personal, nos viene bien conocer todas las opciones para poder tomar decisiones más informadas.
Hoy en día tenemos una variedad de cortinas como no hemos tenido nunca. De entrada disponemos de más lugares donde comprarlas que los que tenían nuestras madres. Todos los centros comerciales disponen de una sección de hogar donde tienen expuestos algunos modelos. Los hipermercados del mueble y del bricolaje también venden cortinas. Puedes comprar cortinas online y pasarte horas y horas viendo diferentes propuestas desde tu móvil.
Natalia, desde Madrid, nos recomienda comprar en tiendas especializadas. Nos cuenta que allí tienes una variedad mucho más amplia que en cualquier otro tipo de comercio. Ella, sin ir más lejos, cambió las cortinas de su casa en Decor Arizona Home, una tienda de Leganés especializada en cortinas. En este tipo de tiendas, además de ojear su amplia exposición, los dependientes pueden asesorarte para encontrar el producto que mejor se adapte a tus gustos y necesidades.
Estos son algunos tipos de cortinas que te interesa conocer:
Cortina clásica.
Son las cortinas que usamos habitualmente. Están colgadas de una barra encima de una ventana o de una puerta que da al balcón. Se abren y se cierran manualmente. La gran variedad de largos, colores y tipos de tela nos permite encontrar entre ellas la opción adecuada para cada habitación.
Aunque es la categoría en la que más variedad de diseños existe, no es bueno que nos cerremos a otras alternativas. Quizás otro tipo de cortina resuelva mejor nuestras necesidades o le aporte ese toque especial que queremos darle a la estancia.
Visillos.
Los visillos son cortinas de telas ligeras y traslúcidas que permiten matizar la luz que nos entra del exterior. Al igual que las cortinas clásicas, suelen venir colgadas de una barra. Es un tipo de cortina antiguo que se ha vuelto a poner de moda en la decoración de dormitorios y salones.
Están especialmente indicados para aquellas estancias en las que entra una gran cantidad de luz natural. Esa luz exterior es la que le va a dar vitalidad a la habitación. Por lo que es recomendable usar cortinas ligeras que no obstruyan la iluminación solar, al tiempo que nos aportan algo de privacidad.
Una característica que tienen los visillos es que se pueden combinar con las cortinas clásicas. Instalando una doble cortina, con la que podemos controlar la entrada de luz del exterior con una mayor precisión. Por el día podemos tener corridos los visillos y descorrida la cortina, permitiendo la entrada de luz de la calle y por la noche correr una cortina más opaca para que la luz perturbe lo menos posible nuestro descanso.
Cortinas Verticales.
Estas cortinas están formadas por tiras de tela vertical que se pueden mover a derecha y a izquierda. Vendría a ser como una cortina clásica, solo que dividida en varias secciones independientes. La revista de estilo de vida Westwing comenta que están pesadas para puertas y ventanas correderas. Ya que permiten correr la parte de la cortina que necesitamos mover sin descorrer el resto.
Al diferenciarse de las cortinas tradicionales, aportan a nuestra estancia un aire moderno y actual.
Estores.
Son las cortinas americanas. Fabricadas con barras flexibles de plástico tipo PVC, que se pueden recoger de abajo para arriba y girar las barras horizontalmente. Permiten un control preciso de la entrada de luz exterior.
Esta es una solución que se ideó a principios del siglo XX para colocarla en centros de trabajo. En oficinas y despachos. Se hizo así por su fácil limpieza. Para limpiarlas no necesitas descolgarlas y lavarlas en una lavadora o mandarlas a la lavandería. Se pueden limpiar con un trapo húmedo.
Quedan bien para darle un toque industrial a un salón o una habitación de trabajo que tengamos en casa. No obstante, no suelen quedar bien en dormitorios.
Paneles japoneses.
Son parecidos a las cortinas verticales, ya que la cortina está dividida en secciones. Si bien, cada una de estas queda superpuesta a la anterior. Por lo que al correrla, el panel se va plegando sobre sí mismo como si fuera un biombo.
Es la cortina que se ha utilizado en las casas tradicionales de Japón. Un recurso rescatado por corrientes decorativas como el minimalismo, debido a su sobriedad. Es un tipo de cortina elegante que queda bien para vestir las puertas y ventanales de salida al balcón.
Se fabrican con telas de distinto espesor. Lo cual nos permite controlar la luz según nuestra conveniencia. Colocado en el lugar adecuado, aporta un toque elegante con un discreto aire exótico.
Cortinas venecianas.
Estas son cortinas de estrechas tiras de tela verticales, como si fueran pendones medievales, que giran sobre un eje, permitiéndonos controlar el paso de la luz. La web de la cadena de tiendas Conforama señala que esta es una opción adecuada para habitaciones destinadas al trabajo o al estudio. Su sencillez en el diseño evita cualquier distracción, permitiendo que nos concentremos en nuestra actividad.
Es una cortina totalmente funcional, que dependiendo del tipo de tela con el que esté fabricada, puede llegar a aislarnos completamente de la luz. Queda perfecta en un despacho.
Cortinones.
Son cortinas clásicas completamente opacas. Pueden estar fabricadas con telas robustas o con textiles sintéticos. Su función principal es evitar el paso de la luz. Son idóneas para colocarlas en dormitorios usados por personas a las que les molesta en exceso los estímulos luminosos. Con ellas llegamos a poner una habitación totalmente a oscuras sin necesidad de bajar la persiana exterior de la ventana.
En algunos hoteles las vemos combinadas con otros modelos de cortinas formando una cortina doble o triple. Por ejemplo, una cortina clásica bonita al fondo, un visillo corredero sobre esta y en la parte exterior un cortinón.
Por otro lado, los cortinones de telas nobles como el terciopelo pueden vestir elegantemente un comedor, dándole un aire distinguido, propio de otra época. Es una solución para decoraciones inspiradas en la Inglaterra isabelina, en la ambientación romántica del siglo XIX o en las decoraciones de época. Ambientaciones rescatadas por movimientos estéticos como el gótico contemporáneo.
Cortinas de cadenas.
Esta es una versión actual de un tipo de cortinas que lleva décadas utilizándose en las casas de los pueblos. Estas cortinas están formadas por cadenas de metal, normalmente de aluminio, que se cuelgan sobre una barra clavada al marco superior de una puerta interior de la casa o que queda pendida del techo. Los eslabones de las cadenas se pueden quitar y poner, por lo que se puede regular su altura.
Con estas cortinas podemos separar ambientes. Están pensadas para interior y aportan al espacio un toque moderno y atrevido.
Su origen se encuentra en las cadenas de canutillo que se colocaban en las puertas de las habitaciones de las casas de pueblo que daban al patio, como podían ser el baño y la cocina.
Como si fueran las cuentas de un collar de bisutería, los canutillos huecos de plástico se enganchaban unos a otros por medio de ganchos de hierro, y finalmente se prendía de una barra de hojalata colgada encima de la puerta.
De esta manera, las habitaciones quedaban ocultas a la vista, mientras la puerta estaba abierta, permitiendo la entrada del aire que circulaba por el patio.
Persianas enrolladas.
Esta es otra solución rural, utilizada con frecuencia en nuestro país, que se ha puesto de actualidad.
En las regiones que dan al Mediterráneo, como son las Islas Baleares, el litoral de Cataluña, del País Valenciano y de Murcia, era habitual que en la parte de fuera de las ventanas se colocaran persianas de madera que se enrollaban con una cuerda. En la parte interior, se instalaban otras más ligeras, fabricadas con caña o mimbre. De esta manera se conseguía mantener frescas las habitaciones, protegiéndolas de la luz del sol, dejando buena parte del tiempo las ventanas abiertas para que entrara el aire de la calle.
Actualmente, se han recuperado las persianas enrollables interiores, solo que esta vez están fabricadas con bambú. Colocándolas en habitaciones y comedores, les aportan un elegante toque rústico que inspira sensaciones relajantes y románticas.
Al estar fabricadas con materiales naturales, inconscientemente, nos ponen en contacto con la naturaleza. Poniendo en práctica un estilo de decoración sostenible.
Lo bueno que tienen estas alternativas es que puedes utilizar varias en una misma casa. Creando el ambiente adecuado para cada estancia. Decorando tu casa de una forma personalizada.
Además, algunas de estas opciones, como las cortinas que cuelgan de una barra, se pueden combinar entre sí. Empleando soluciones que, a la vez de estéticas, son prácticas.