Nos creemos que las cosas pasan a los demás, hasta que nos pasan a nosotros. Y es algo muy habitual con las enfermedades. Hasta que no vemos las orejas al lobo no nos preocupamos de nosotros. Y es algo que siempre nos ocurre con la salud bucodental. Pensamos que lo de muelas podridas, lo de encía que sangran o dientes que se caen pasa a los demás. ¿Yo ir al dentista? Para qué, si tengo una dentadura perfecta. Pues al final, el lobo acaba por presentarse en nuestra misma boca.
Y es así cuando en nuestra vida llegan la enfermedad periodontal. ¿Qué es eso? Pues es la enfermedad de las encías que afectan al periodonto, es decir, a los tejidos que rodean al diente y al tejido óseo que lo sujete. Puede haber de dos tipos:
- Gingivitis: es la inflamación de la encía y el sangrado es su principal señal de alerta. Si no se trata, desembocará en periodontitis.
- Periodontitis: es la infección profunda de la encía y de los tejidos que sujetan al diente, que puede llegar a afectar al hueso y poner en riesgo el diente.
Ya estamos metidos de lleno en este mundo, ahora es el momento de afrontar el problema y ponerte en manos de profesionales. Así hacemos nosotros para que nos cuenten ¿qué consecuencias puede tener sufrir una enfermedad periodontal?
“La periodontitis es una enfermedad que debe tomarse en serio, porque se vuelve crónica y acaba afectando a todo el sistema bucodental, y a tu salud en general”, nos explican desde la clínica Maroto Vello. Ellos son los que nos cuentan cuáles son los síntomas que se suelen tener.
Consecuencias
- Las encías se retraen, “alargando” el diente y aumentando los espacios interdentales, lo que afecta a la estética de tu sonrisa. Te vas a convertir en una especie del famoso Risitas, que hacía reír a todos con su boca sin piezas.
- La sensibilidad dental aumenta, lo que supone un empeoramiento de tu calidad de vida por la simple dificultad de tomar alimentos fríos o calientes. El comerte un helado pasará a ser una misión imposible.
- La infección puede alcanzar el hueso y destruirlo junto al resto de tejidos de soporte, lo que significa dientes que se mueven, y que en los casos más avanzados acaban cayendo. Uno de los principales problemas, porque puedes verte con menos de 40 años y sin piezas en la boca.
- El exceso de bacterias patógenas altera la química interna de la boca, y ello desemboca en complicaciones en otras enfermedades, como la diabetes, o en el sistema digestivo.
Esa química bucal alterada también produce un olor característico, que se traduce en halitosis, lo cual afecta a la autoestima y la vida social. Supongo que siempre reconocerás a esa persona del grupo que se caracteriza por olerle la boca. La verdad es que tanto para la vida laboral como social no es muy apetecible.
Una correcta higiene dental, única solución
¿Qué puedo hacer para no llegar a esta situación? Pues lo primero es darle importancia a una higiene dental doméstica, que sea regular y concienzuda. No es ninguna broma.
El cepillado debe realizarse entre dos y tres veces al día. Lo ideal es después de cada comida, aunque la rutina laboral no siempre lo pone fácil. Nuestra boca está llena de microorganismos, ese no es el problema: el problema es que, con una higiene deficiente, las bacterias patógenas tienen mucho más alimento disponible.
De esta manera, y para terminar, vamos a seguir los consejos que nos vuelven a dar desde la página web de la clínica Maroto Vello.
- Ese cepillo debe renovarse cada tres meses. Si te has cepillado correctamente, para entonces su estructura de filamentos estará más debilitada y no realizará su función todo lo bien que te hace falta.
- Si has tenido alguna molestia en las encías, un cepillo de filamentos suaves, y con un perfil recto, respetará más el tejido.
- El uso del hilo dental o de cepillos interdentales es muy importante. Hay muchos restos que quedan en lugares de difícil acceso, y es en esos rincones donde se originan las infecciones. Además, la generación de sarro (esa capa calcárea que generan las bacterias) se retrasa.
- El irrigador bucal puede ser una gran alternativa para aquellos con reticencia a usar hilo dental o cepillos interproximales.
- El colutorio es el broche final a una higiene dental perfecta. 30 segundos como mínimo, para que dé tiempo a actuar hasta en el último rincón de la boca.