Ha pasado el verano y el tiempo de pasar horas y horas tomando el sol en la playa o en la piscina pero nuestra piel está bastante dañada, al menos la mía. Aunque todos deberíamos usar cremas protectoras solares no lo hacemos y quienes sí las usan tienden a hacerlo de un factor inferior al que necesitan por miedo a no coger el moreno deseado. Mi prima se hizo a principios de verano una preciosa piscina en su casita de campo con la empresa DTP, la cual recomiendo encarecidamente porque además de haberle dejado una preciosa piscina de poliéster le ha resultado bastante barata teniendo en cuenta los presupuestos que le daban otras empresas, y el caso es que nos hemos tirado al sol todo el mes de agosto y ahora sufrimos las consecuencias de ello.
El diario 20minutos publicó un curioso e interesante artículo sobre los beneficios y perjuicios del sol el año pasado llamado “Cuerpos al sol: lo bueno, lo malo, lo aconsejable y los mitos” que es conveniente rescatar ahora y echarle un vistazo. Por lo visto, aunque hay que tener cuidado con de los problemas de piel que puede causar el sol, no podemos dejar de tomarlo porque también aporta muchísimos beneficios, sólo que debemos tomarlo con cuidado y precaución y no tostarnos por ambas caras del cuerpo como un pollo asado.
La luz solar puede llegar a ser una auténtica droga para nuestro cuerpo y convertirse en una adicción que cuando intentamos dejar, con la llegada del invierno, puede provocar el llamado “Trastorno Afectivo Estacional”, que también es llamado “depresión invernal”. La exposición al sol provoca en nuestro cuerpo la liberación de endorfinas que actúan casi como la heroína sobre nosotros lo que lleva a una dependencia física. Y el caso es que no sólo dañamos nuestra mente sino también nuestro cuerpo porque demasiado sol puede provocar el envejecimiento prematuro de la piel, por no hablar de posibles cánceres.
Lo que ocurre es que también es fuente de vitaminas y tampoco podemos convertirnos en japoneses con sombrilla o paraguas caminando por la ciudad para evitar el contacto con él. El sol ayuda a las defensas del organismo y éstas mejoran nuestro estado de ánimo, así que ¿qué podemos hacer? Pues tomar el sol siguiendo algunos consejos:
- Toma el sol con moderación porque ni las cremas solares de factor 50 protegen completamente contra el melanoma.
- Utiliza un factor de protección solar alto, mínimo del 30, y gorra y gafas de sol adecuadas.
- Evita las horas de mayor incidencia del sol y no pases más de 15 o 20 minutos intentando ponerte morena al día.
- Extiende la crema protectora 30 minutos antes de exponerte al sol y recubre tu piel con una nueva capa de crema solar cada vez que salgas del agua.
- No creas que los días nublados evitan que te quemes porque la radiación ultravioleta atraviesa las nubes.
- Y olvida las falsas creencias como que el sol de invierno o primavera no es dañino, nunca te quemas e n los días cubiertos, una vez bronceada estás protegida ante las quemaduras solares o como que las sombrilas protegen totalmente de los peligros del sol.
Así que ya sabemos lo que tenemos que hacer: ahora mismo cuidar nuestra piel para ayudarla a recuperarse tras este verano de sol y el verano que viene seguir todos y cada uno de estos consejos que hemos visto.