Una de las características de un país como España ahora mismo es que la población, cada año que pasa, se va envejeciendo un poco más. Hay que asumirlo y ser autocríticos: la natalidad está por los suelos, la esperanza de vida ha aumentado y eso provoca que haya aumentado considerablemente la cantidad de personas que se encuentran por encima de los 65 años. Por si fuera poco, la generación del Baby Boom ya está en las puertas de la jubilación, lo que hace que ese envejecimiento de españoles y españolas se haya acrecentado en los últimos tiempos.
¿Cuáles son los problemas derivados de ese envejecimiento del que hablamos? No, no os vamos a hablar de asuntos como las pensiones, que para eso ya tenemos a la televisión. Nosotros preferimos centrarnos en aspectos como la movilidad de esas personas, que es una de las cosas que hace realmente complicada su vida. Y es que, en cuanto nos queremos dar cuenta, nos damos cuenta de que nuestro cuerpo ya no responde igual. Pero eso no es óbice para intentar mantener nuestra belleza. Y es que es posible presumir de ella por muchos años que nos hayan caído.
Hay que adaptar nuestro domicilio a la edad que tengamos para intentar conseguir obtener esa belleza. En una noticia publicada en eldiario.es aseguraba que 100.000 personas en nuestro país no salen nunca de casa porque tienen movilidad reducida y no disponen de la ayuda necesaria (un ascensor, por ejemplo) para hacerlo. Y es que un total de 1’8 millones de personas en el interior de nuestras fronteras necesitan ayuda para salir de sus casas. Pero es que dentro de casa también puede haber problemas en zonas como la bañera, una zona que, además, es fundamental para garantizar el cuidado personal.
Hablamos de una zona de la vivienda que trae problemas porque, normalmente, hay que levantar mucho la pierna para acceder a ella, cosa que no todo el mundo puede hacer. Este es el motivo por el que cada vez más gente apuesta por cambiar la bañera por un plato de ducha. Una noticia publicada en la página web de El Mueble indicaba el precio al que suele encontrarse realizar el cambio. Y es que esta es una de las grandes necesidades de la gente a medida que va cumpliendo años. Teniendo en cuenta que el cuidado personal es tan importante también para la gente mayor, es obvio que tenemos la necesidad de hacer de su baño un lugar seguro y cómodo.
En un país caracterizado por un constante aumento de la edad media y la esperanza de vida, es lógico pensar que muchas viviendas han tenido que acometer una obra en su cuarto de baño para ser perfectamente útiles para que la gente mayor pueda seguir cubriendo sus necesidades y apostando por su belleza. Un buen ejemplo de ello es el cambio de la bañera por un plato de ducha, un tipo de reforma que se está llevando a cabo prácticamente en todas las viviendas que cuentan con personas de más de 65 años. Así nos lo han confirmado los profesionales de BañoSpacio en una charla reciente.
Una necesidad también para los discapacitados
Ni que decir tiene que lo que estamos comentando también es importante para todas las personas discapacitadas. Desde luego, nadie duda de que la importancia de adecuar los espacios a sus necesidades es de extrema utilidad para garantizar que tengan una vida lo más feliz posible. Y que tengan acceso a un baño con la máxima facilidad es algo que contribuye, y mucho, a hacer que las suyas sean vidas lo más normales posibles.
Estamos hablando de un derecho básico de las personas, que es tener un correcto acceso a su higiene diaria. Si no somos capaces de cumplir con este cometido, es obvio que nuestra sociedad habrá fracasado por completo. Y eso que presumimos de haber conseguido un sinnúmero de avances sociales. Por fortuna, son muchas las personas que sí han tenido acceso a cuestiones como de las que hemos venido hablando y que, desde luego, han encontrado, gracias a ellas, una vida que les permite ser felices y conservarse en un buen estado de salud.
Tenemos que seguir así de cara a los años que están por venir. Y seguir aplicando mejoras en cuanto estas sean identificadas. Es lo justo y lo deseable para todo el mundo. Es lo justo para esas personas mayores que tanto han trabajado a lo largo de su vida. Y también para todas aquellas personas que, por causas relativas al azar y la mala suerte, se encuentran impedidas. Todo el mundo tiene derecho a una vida digna y nadie puede decir lo contrario. Quien lo haga, desde luego, no tiene nada que sea parecido a un corazón.