Todos nos enojamos; es una emoción humana completamente normal, pero algunas personas la gestionan mejor que otras. Mientras que una persona puede sentirse relativamente molesta cuando alguien le cierra el paso en un coche, otra puede enojarse tanto que empieza a gritar, insultar y conducir agresivamente. ¿Cómo puede un mismo evento generar reacciones tan diversas? ¿Y cómo podemos asegurarnos de que nuestra respuesta sea tranquila?
Manejar tu ira de manera constructiva
El propósito del manejo de la ira no se trata de eliminar por completo esta emoción: es imposible, ya que es una emoción humana normal. Al contrario, el objetivo es controlar y dirigir la ira para que no te controle ni perjudique una relación o situación importante.
Los profesionales de CP Sur ofrecen pasos para controlar la ira en tres elementos clave:
Entendiendo qué causa tu enojo.
Reducir la reacción de enojo.
Controla tu ira cuando la sientas.
1. Entendiendo qué causa tu enojo
Una de las técnicas más efectivas para controlar la ira es identificar su origen. Una vez que sepas qué te enoja, puedes desarrollar estrategias para manejarlo. Cuando estás en medio de una mala situación, es difícil pensar de forma lógica y racional, así que comprender qué causa tu ira puede ayudarte a controlarla.
Utiliza un diario en el que anotes los momentos, las personas y las situaciones que te hicieron enojar.
Intenta encontrar personas o factores que a menudo te hacen enojar.
Pregúntate por qué estas cosas te enojan. ¿Conectas ciertos recuerdos con las fuentes de esta ira? ¿Crees que algo en tu interior está frustrado o que algo importante para ti está amenazado?
2. Reducir la reacción de enojo
Aunque probablemente no elimines la ira por completo, puedes reducir su frecuencia y alcance. Cuanto menos enojado estés en general, más control tendrás sobre tus emociones. Dado que la ira surge de la frustración y el estrés, puedes buscar maneras de aliviar y reducir las causas de la frustración y el estrés para reducir la cantidad de ira en tu vida.
Utiliza habilidades de resolución de problemas
Una buena manera de reducir el estrés es mejorar tus habilidades para resolver problemas. A veces sentimos que todo lo que hacemos tiene que ser perfecto y tener un final feliz, y podemos sentirnos frustrados cuando las cosas no salen según lo planeado. En lugar de esperar acertar siempre, intenta dar lo mejor de ti. Así, siempre podrás estar orgulloso de tu esfuerzo, incluso si el resultado no es el esperado. Además, aprende a aceptar que si las cosas no salen según lo planeado, no es el fin del mundo. Es importante aprender a relajarnos y no dejar que estas cosas nos dominen. Quizás creamos que tenemos la solución para todo, ¡pero no es así!
Utiliza habilidades de comunicación
La ira también se puede reducir mejorando las habilidades de comunicación. Cuando tienes una conexión sana con los demás, sabes expresar tus necesidades y hablar de los problemas que te preocupan, aprendes a controlar la ira de forma proactiva.
Desarrollar la empatía: Comprender las perspectivas de los demás nos ayuda a analizar la situación con objetividad y a comprender nuestro papel en el conflicto. ¡Acepta que no siempre sabes qué es lo mejor!
Aprende a confiar en los demás: asume lo mejor de los demás y no tomes sus acciones como algo personal.
Escucha atenta: Considera lo que la otra persona tiene que decir y piensa antes de hablar. En la mayoría de las situaciones, la mejor manera de controlar la ira es aceptarla y encontrar maneras de superarla. Esto protege tus relaciones con los demás y, al mismo tiempo, toma en cuenta tus emociones.
Sé asertivo, no agresivo: Mejorar tus habilidades de asertividad reduce la frustración que puedes sentir cuando no se satisfacen tus necesidades. Saber cómo pedir lo que necesitas te ayudará a sentirte más en control y a evitar decir cosas de las que luego podrías arrepentirte.
Libera tu ira sin perder el control
Puedes reducir la probabilidad de perder el control liberando la ira acumulada. Al liberar la ira a diario, te sentirás más tranquilo y sereno, y podrás gestionar con mayor facilidad los altibajos de la vida diaria. Aquí tienes algunas ideas para liberar la ira:
Inhala y exhala lenta y profundamente 10 veces. ¡Te prometemos que funciona!
Mantente activo: camina, corre, nada, juega al tenis, al golf o cualquier otro deporte. Es una excelente manera de liberar el estrés y la frustración acumulados.
Utiliza un saco de boxeo o una almohada para expresar físicamente su enojo (sin lastimarse).
Haz yoga u otros ejercicios de relajación.
Participa en actividades divertidas.
Utiliza un diario y/o el arte para expresar sus emociones.
Perdona, te ayudará a soltar y seguir adelante.
Algunas personas creen que deben contener su ira para controlarla, pero resulta que esta no es una forma efectiva de controlarla. Incluso si no se muestra ira a los demás, esa emoción se manifestará de una forma u otra.
3. Controla tu ira cuando la sientas
Cuando te sientes enojado, ¿qué haces? Controlarte en una situación compleja puede ser difícil, y tus acciones tendrán consecuencias. Las reacciones externas (gritar, golpear cosas) no ayudan. Puede que ayuden a aliviar la tensión por un tiempo, pero pronto te sentirás estúpido y arrepentido. Además, te arriesgas a causar daños permanentes a tus relaciones y a tu reputación.
Cuando sientas que ya no puedes contener tu ira, aquí hay algunas estrategias que puedes probar:
Cambia tu entorno
Tómate un descanso y aléjate físicamente del conflicto. Ve a otra habitación, camina un poco o cuenta hasta 10. Esto te permitirá tomar distancia y calmarte.
Aprende a evitar situaciones que te enfaden. Si no soportas el desorden en el escritorio de tu compañero, no vuelvas a su oficina.
Si sueles hacer algo que te enoja, intenta buscar otra cosa que hacer. Por ejemplo, si te molestan las escaleras mecánicas abarrotadas por la mañana, usa las escaleras.
Usa el humor
Piensa en algo divertido que decir, sin ser ofensivo ni sarcástico.
Intenta ver el lado divertido de la situación.
Imagina a la otra persona en una situación divertida.
Aprende a reírte de ti mismo
Sonríe: Es muy difícil estar enojado con una sonrisa en la cara.
Cálmate físicamente
Utiliza técnicas de relajación física: respire lenta y profundamente y concéntrate en tu respiración.
Contrae y relaja pequeños grupos musculares: manos, piernas, glúteos y dedos de los pies.
Repite un mantra que te ayude a mantener el control y la confianza. Por ejemplo: «¡Tranquilo, puedes! ¡Lo estás haciendo genial!»
Practica utilizando su imaginación o memoria para visualizar un lugar o situación tranquilo.
Es natural sentir, expresar y liberar la ira. Sin embargo, existen maneras adecuadas de hacerlo, y ahí es donde entra en juego el manejo de la ira. Saber qué desencadena tu ira te ayudará a comprender mejor tus problemas de ira, permitiéndote crear un plan para minimizar la frustración y la ira en tu vida.
Cuando estés molesto, puedes probar diversos enfoques para ayudarte a relajarte y aprender a no dejar que la ira te controle. Si, a pesar de todo, tu ira te está causando problemas en tu vida diaria y no puedes controlarla, acude a un profesional de la psicología, ya que te podrá ayudar a comprender mejor y a implementar estrategias de control.


