El vino es una bebida que se obtiene de la uva a través de su zumo fermentado. Su origen se establece aproximadamente en torno al año 6000 a.C., y se considera una de las bebidas producidas por el ser humano más antiguas del mundo. Tiene una tradición muy larga, ligada, no solo a la historia de la alimentación, sino también al simbolismo religioso y la cultura de muchas regiones. En Grecia, el dios del vino fue Dionisio, también conocido como Baco en Roma, y se trató de un personaje identificado por sus atributos característicos: la hiedra, la vid, el tirso, los cuernos o la pantera. Era liberador, pacífico y bienhechor, por lo que su culto se convirtió en uno de los más populares de toda la civilización antigua.
En la tradición judía, el vino tiene también un gran protagonismo, y en la cristiana, es la bebida que consume el sacerdote en cada oficio, identificándose metafóricamente con la sangre de Cristo. En definitiva… este líquido milenario forma parte de nosotros mismos de una manera muy espiritual.
No cabe duda de que siempre ha habido grandes fanáticos del vino, pero esta inclinación ha evolucionado en una tendencia que, en los últimos años, no ha dejado de crecer; dando lugar, toda una cultura especialmente formada en torno al vino. Estamos hablando del conocido como “enoturismo”, que se define como el “turismo del vino, o turismo en que el vino es la parte esencial de la propuesta”. Se trata de una manera de viajar y descubrir lugares cada vez más frecuente en la sociedad y, aunque en cierta manera, cualquier persona puede disfrutar de la experiencia –siempre que no implique el consumo de alcohol en menores– el perfil del visitante es: el aficionado o aficionada al vino, amante de la gastronomía y la tradición.
Las actividades que se relacionan con el enoturismo, brindan la oportunidad de visitar viñedos y conocer el proceso de cultivo de las uvas, la elaboración del vino y la apreciación de sus diferentes variedades y estilos. Como no podría ser de otra manera, también se incluyen prácticas como la cata, acompañada de la degustación de alimentos típicos de la zona. En este sentido, es importante tener en cuenta, que, dentro del concepto del enoturismo, están implícitas no solo la cultura del vino, sino también la arquitectura, el paisaje y la experiencia gastronómica que la rodea. Por todo ello, es una importante actividad para el impulso de la economía local.
España es un lugar excelente y muy variado para practicar enoturismo. Una de las zonas más famosas del país es La Rioja, cuya tradición se alarga hasta el siglo XI y cuenta con alrededor de ochenta bodegas con posibilidad de visita turística, de las más de 500 que hay en toda la región. También destaca la zona del Ribera del Duero, al sur de la provincia de Burgos, donde se pueden encontrar planes completos y emocionantes como: alojarse en un castillo y probar el vino directamente en su bodega. Por la zona de Murcia, destaca la bodega Delampa, que ofrece vinos de Jumilla y está especializada en la producción sostenible de vinos tintos y blancos de sabor intenso, contribuyendo a la conservación del medio ambiente. En Cataluña, llama la atención y es muy popular la ruta del vino en Penedés que comienza en Barcelona y sigue por Sitges, el Vendrell y las localidades de Sant Sadurní y Villafranca. Y por Galicia encontramos buena zona para practicar enoturismo por las Rías Baixas –con su famoso vino Albariño–, y por la zona de la Ribeira Sacra, donde se puede recorrer el Cañón del Sil en barco mientras un guía explica la importancia de los viñedos que rodean el río por ambos lados.
Estas son solo algunas de las zonas más destacadas de nuestro territorio, pero, en realidad, toda la península ibérica tiene buenos vinos y lugares interesantes por descubrir. Fuera de España, destacan Italia, Portugal, Francia, Nueva Zelanda, Grecia o Chile como principales destinos de enoturismo.
Si quieres practicar esta experiencia te recomendamos que realices una investigación previa y planifiques muy bien tu viaje ya que, algunas bodegas o actividades relacionadas con el tema, requieren de reserva.
Por último, es importante recordar que, aunque el enoturismo fomente el consumo del vino, en ningún caso pretende estimular un abuso que acabe provocando problemas de salud o adicción al alcohol. Disfruta del vino de manera responsable y, recuerda que, si vas a beber, no puedes coger el coche, así que debes contar con transporte, o evitarlo hasta que pase el tiempo suficiente para que no seas un peligro vial.
¡Esperemos que tengas un viaje fantástico!