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El mundo se vuelve vegano

Si antes ser vegano o vegetariano significaba pertenecer a un grupo pequeño de personas que decidían, por voluntad propia, obviar la carne o los alimentos procedentes de animales, ahora significa mucho más. Ser vegetariano o vegano es un estilo de vida que se ha ido expandiendo por todo el mundo occidental y que está ayudando, en gran medida, a frenar el cambio climático.

La producción de carne a la que nos vemos obligados para poder alimentar a todo el planeta es tan extremadamente elevada que no damos abasto. Criamos pollos en granjas colapsadas para que vivan una media de 9 meses con el fin de poderles matar, por duro que suene, y comernos su carne antes de que haya desabastecimiento en los supermercados. ¿Cuánto tiempo más creéis que podremos durar sí?

Esa producción de carne no solamente es inhumana, sino que contamina nuestro ecosistema desbordándolo diariamente y por eso los veganos y vegetarianos aportan su especial grano de arena contra el cambio climático, evitando que se haya de producir más carne para ellos.

Según algunos estudios tampoco se trata de que todos tengamos que evitar el consumo de carne sino de que actualmente el consumo que hacemos es exagerado y de ahí que el planeta no dé abasto.

Tal y como indican en un artículo del ABC, las cantidades recomendadas de ingesta de carne varían entre 100 y 150 gramos por ración, dependiendo de la persona y su peso. La ingesta recomendada para las carnes más grasas es de una vez a la semana; y las magras, cuatro veces. En el caso de las procesadas (aquellas que han sido transformadas a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado, u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación) la recomendación es limitar su consumo, preferiblemente a una vez a la semana en cantidades más pequeñas. Pero ¿cuál es el consumo real? Pues la realidad es que la mayoría de la sociedad occidental consume carne a diario, muchos dos raciones al día puesto que lo hacen para comer y para cenar.

Si comemos un arroz con magro por la mañana no es necesario cenar un filete de ternera con ensalada por la noche, pero lo hacemos. Y del mismo modo, si tomamos proteínas procedentes de la tierra, tales como las alubias por ejemplo, ese día podríamos prescindir de la carne pero, de nuevo, no lo hacemos.

Estamos sobreexplotando nuestro planeta en muchos sentidos y a veces es tan fácil dejar de hacerlo como llevar una dieta sana y equilibrada.

Cada vez somos más

El caso es que como eso no va a cambiar, somos muchos los que decidimos dejar la carne a un lado para dar un pequeño respiro al planeta. Personalmente no tengo nada en contra de comer carne, creo que desde que el ser humano apareció como tal en el planeta ha comido carne y ha sobrevivido, por lo que no debe ser tan mala. El problema es que antes el ser humano cazaba para sobrevivir y poco más, ahora los animales viven encerrados, condenados a procrear o a engordar y morir en el mismo espacio en el que nacieron, y eso me parece una total aberración. Es por eso por lo que no quiero comerlos, no porque piense que no debamos comer carne nadie.

Antes, éramos pocos los que pensábamos así, o de otra forma, pero aceptábamos d ebuena gana ser vegetarianos, ahora somos cada vez más y aunque es algo obvio, porque se oye en muchas partes, ¿sabéis cómo me he dado cuenta realmente de que ya tenemos mucha presencia en todas las ciudades? Pues ha sido al comprobar como algunas carnicerías se reinventaban a sí mismas para ofrecernos productos veganos de calidad.

Entrad en Charcutería Redondo, la web de una carnicería conocida por vender uno de los mejores corderos lechales de Valladolid, y comprobaréis cómo entre sus múltiples productos venden también precocinados vegetarianos y veganos, así como conservas vegetarianas y veganas. Esto hace un año ni existía, y ahora ya veis… una carnicería vendiendo productos veganos. ¡Qué contradicción!!!!

La realidad es que esto lo único que viene a demostrar es que cada vez somos más y cuántos más seamos más podremos aportar a nuestro ecosistema. ¿Te animas?

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